Berenjenas a la parmesana
Siempre
he sido una gran amante de la cocina italiana y, sin lugar a duda, esta es una
de mis recetas favoritas. La berenjena también es uno de mis ingredientes preferidos,
pues no solo está deliciosa y es sencilla de cocinar, sino que resulta
tremendamente versátil y permite hacer una gran variedad de platos con texturas
y sabores totalmente diferentes.
En
resumen, este plato es definitivamente uno de mis favoritos en la larga lista
de recetas de mi vida y espero que lo disfrutéis tanto como yo.
Ingredientes
para 4 personas:
-
Tres berenjenas
grandes.
-
500 ml de salsa de
tomate (Ver receta).
-
150 g de queso
parmesano.
-
Cuatro bolas de queso
mozzarella.
-
50 g de albahaca
fresca.
-
Sal.
-
Aceite de oliva.
Procedimiento:
En
primer lugar, preparamos la salsa de tomate siguiendo la receta del enlace y
reservamos.
Lavamos
las berenjenas y, sin pelarlas, las cortamos longitudinalmente en rodajas de
0.5 cm de grosor (salen unas 4 o 5 láminas por berenjena). Añadimos sal y las
dejamos reposar media hora, para que pierdan el amargor. Pasado ese tiempo, las
lavamos y secamos con un paño.
Calentamos
una sartén de tipo plancha a fuego medio y añadimos dos cucharadas soperas de
aceite de oliva. Cuando el aceite esté caliente, cocinamos las berenjenas
durante un par de minutos por cada lado, hasta que comiencen a dorarse y estén
tiernas. Reservamos.
Precalentamos
el horno a 200ºC.
Cubrimos
el fondo de una fuente para horno con salsa de tomate y disponemos cuatro o
cinco rodajas de berenjena (según el tamaño) en la fuente.
Cortamos
el queso mozzarella en rodajas de 3 mm de grosor, aproximadamente, y disponemos
dos rodajas sobre cada lámina de berenjena. Rallamos un tercio del queso
parmesano, lo espolvoreamos por encima y añadimos unas cuantas hojas de
albahaca. Cubrimos con otra lámina de berenjena y repetimos el proceso.
Tras
disponer la tercera capa de berenjena, cubrimos con la salsa de tomate
restante, espolvoreamos el último tercio de parmesano rallado y decoramos con
unas hojas de albahaca.
Horneamos
durante 20 minutos a 200ºC con calor abajo y gratinado arriba, para que se
fundan los quesos.
Servimos
recién sacado del horno.
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