Macarrones a la boloñesa

Esta es otra de las recetas más deliciosas de mi yaya. El secreto, ese horneado que crea una costra crujiente de salsa de tomate y carne sobre los macarrones y que da a este plato un toque original y diferente. 

Una de las cosas más especiales, para mí, de esta receta es su olor…, es sentirlo y vuelvo a ser una niña pequeña en la cocina de mi yaya, sentada en un taburete, observándola cocinar y mirando “ojitos” los macarrones en el horno.

Ingredientes para 4 personas:

-      Salsa de tomate (ver receta).

-      1 kg de macarrones.

-      1 kg de carne picada.

-      Una cebolla grande.

-      Una cucharada de café de orégano.

-      Sal y pimienta.

-      Aceite de oliva.

Procedimiento:

En primer lugar, preparamos la salsa de tomate siguiendo la receta del enlace y la reservamos.

Ponemos a hervir agua con una cucharada sopera de sal en una porcelana grande. Cuando rompa a hervir, añadimos los macarrones y los cocemos al dente siguiendo los tiempos del envase, unos 5-7 minutos desde que el agua rompa a hervir de nuevo. Escurrimos y reservamos.

Mientras se cocina la pasta, ponemos tres cucharadas soperas de aceite de oliva en una porcelana grande y alta, y lo calentamos a fuego medio. 

Picamos finamente la cebolla y la incorporamos a la porcelana. La cocinamos durante 5 minutos, hasta que esté ligeramente dorada. Añadimos la carne picada y mezclamos. Cocinamos durante 5 minutos removiendo con frecuencia para que se vaya cocinando de manera uniforme. 

Salpimentamos al gusto y añadimos el orégano, mezclamos bien. Cocinamos otros 5 minutos, hasta que la carne esté al punto. Incorporamos la salsa de tomate, mezclamos bien y cocinamos a fuego lento hasta que rompa a hervir. 

Mezclamos la pasta con la boloñesa, reservando unas cuantas cucharadas de esta, y cocinamos un par de minutos, hasta que la salsa esté bien distribuida.

Disponemos toda la pasta en una bandeja grande de horno y cubrimos con la boloñesa reservada.

Gratinamos en el horno precalentado a 200ºC durante 10-15 minutos, hasta que la superficie esté ligeramente dorada y crujiente.

Servimos acompañado de queso parmesano rallado, para que cada uno lo añada al gusto.